No se muy bien como empezar estas crónicas sobre mi viaje a Barcelona para ver el maratón de cine fantástico y de terror de Sants, así que comenzare por el principio a modo de diario de viaje. Son casi las 22:00 horas de la noche del viernes pasado y me encuentro en la estación para coger el tren que me llevara a Barcelona, lo primero decir que el tren tarda como 9 horas y algo en llegar y eso ya me echaba para atrás pero pensando en que pondrían alguna película y luego dormiría toda la noche pues no me molestaba mucho. Iluso de mi, al llegar a la vía y ver el tren que tenia que coger, me di cuenta de mi error al decidir ir en ese medio de transporte. Era un tren destartalado y muy antiguo y al pasar dentro me entro agobio de cojones que me hizo intuir lo nefasto que iba a ser el trayecto.
El vagón en el que iba yo era de estos que tienes como una especie de camarotes (no se cual será el nombre exacto de estos) en los que dentro cuenta con 3 asientos enfrentados. al entrar y corroborar cada vez mas. lo viejo y cascado que era el tren, vi que mis compañeros de viaje eran dos japoneses. No fueron especialmente molestos la verdad, aunque al principio, entre que no paraban de fotografiar todo y al estar hablando en su idioma (aun volumen bastante alto) no me dejaban concentrarme en la lectura del libro que me lleve pero esto duro poco ya que a la hora y media ya estaban sobando, yo aguante un poco mas y decidí tumbarme aprovechando que mis dos asientos de al lado iban libres.
A partir de aquí es cuando empezó mi agonía de viaje… Por cierto el tren me recordaba mucho al que vi hace poco en la película “Violación en el ultimo tren de la noche”. No paraba de pensar en que me quedaban tantas horas de viaje tumbado en un sitio incomodo sin poder dormir me hizo tener verdaderos momentos de ansiedad. Pero resumiendo un poco, que no os quiero aburrir, diré que termine dormitando a intervalos de 1 hora o media hora mientras uno de los japoneses me imito tumbándose en sus respectivos asientos y el otro se tumbo en el suelo a dormir (con lo que para poder salir de allí tendría que medio pisarle). Y para rematar la faena las pocas cabezadas que di fueron un campo de cultivo de diferentes y extrañas pesadillas hasta que a eso de los 4 y media de la mañana arto de la situación y de intentar dormir recordé que me había llevado el mp3 y me lo puse para que la música me hiciera mas llevadero este maldito viaje.
Eran las 7:28 y puntualmente llegaba el tren a la estación de Sants donde me tocaba esperar otras horitas (ya muchísimo mas agradables) para que vinieran a buscarme tanto Víctor como Naxo. Este rato lo use para pasearme por las calles y aprovechar para desayunar.
En la próxima entrada seguiré contando mis andanzas allí pero tranquilos ya entrare a fondo en lo que fue y lo que me pareció esta maratón.
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